Lope García de Salazar y Mena (1462-1536)

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Autor del legado del retablo mayor

Biznieto de Lope García de Salazar ‘el cronista’, e hijo de Ochoa de Salazar ‘el preboste’ y de la bilbaína María Díaz de Mena, había nacido en la casa de La Sierra y tenía 30 años, en 1492, cuando su padre empezó a modificar la torre.

Ésta fue ampliada por encima de la calle que daba salida de las murallas para bajar al muelle o ir a la iglesia, que en aquellos años de final del siglo XV se encontraba en obras al empezarse a construir la actual basílica.

El interés de este Salazar, tercer preboste de la Villa, por la edificación de la iglesia parroquial quedó reflejado por el importante legado que estableció para que se construyera un imponente retablo acorde con la importancia del nuevo templo.

El retablo se encargaría en 1533, al taller de Beaugrant, que tras su muerte tres años después, tendría problemas de cobro debido a los problemas de los pleitos familiares de los Salazar pendientes de las sentencias de la Real Chancillería de Valladolid.

Como homenaje a este mecenazgo, sus descendientes colocaron en el zócalo de dicho retablo una escultura representándole con barba, arrodillado y rezando junto a su escudo.

En el mismo templo Pedro González de Salazar, hijo del pequeño de los hijos varones de Lope García de Salazar y Muñatones, casado con Elvira Díez de Ulíbarri, es quien construyó el mausoleo renacentista de la primera capilla de los Salazar en la iglesia, en 1532, y quien inauguró los enterramientos de esta capilla, trasladando los restos de su padre enterrado inicialmente en Burceña.

La figura de su padre se corresponde con la estatua que está arrodillada y orando en la izquierda de la referida capilla, y es Pedro Salazar y Butrón, el hijo pequeño de nuestro cronista.