Mareómetro: María González Aróstegui (1893-1980)

María González Aróstegui estuvo casada con Vicente Ibinaga quien, procedente de Bakio, se afincó en la Villa en 1902, que ya en los años 20 del siglo pasado anunciaba la Taberna-Restaurante de Vicente Ibinaga.

Con María al frente de sus fogones, el restaurante adquirió un gran renombre y en la década de los años 30 completaron el negocio con el servicio de alojamiento, anunciándose como Fonda–Restaurante de Vicente Ibinaga. Excelente cocina. Vinos de Rioja Alavesa y Chacolí blanco y tinto de Baquio.

Antonio Saloña decía que “si con Marta Beobide nuestra gastronomía alcanzó un gran nivel, el restaurante de ‘María la de Vicente’, le ganó en popularidad y en calidad de servicio; en cuanto al cocinaje llegó a tener fama nacional. Las cazuelas de patas, morros y callos eran una delicia, sirviéndose los mejores guisos de jibiones, mero, merluza, lenguado, rodaballo etc. Y en cuanto a carnes asadas, fueron elogiados los horneados de cordero y solomillo, más los emparrillados de chuletas y turnedós. Los pimientos rellenos fueron otra especialidad alabada siempre en casa de María”.

En 1935 se quedó viuda, con dos hijos y tres hijas, teniendo que afrontar la continuidad como Bar-Restaurante Vda. de Vicente Ibinaga y con el duro periodo de la guerra y posguerra por delante.

Muy querida por su simpatía para todo el mundo, al margen de categorías, y por su bondad y el ‘ya me pagarás’, ayudando a tantos en su larga vida al frente del BAR VICENTE, Juan Antonio Zunzunegui describía su establecimiento en una de sus novelas: “El comedor pertenecía a la casa contigua y estaba en nivel más alto que la taberna, pues la calle era encuestada y para acceder a él habían puesto entradero en el muro de fondo. El comedor abre también puerta a la calle”.