Casilda de Iturrizar y Urquijo (1818-1900)
Esta bilbaína recibió la naturaleza portugaluja al entonar sus vecinos una canción popular que empezaba reconociendo: “Tenemos en Portugalete, gente de mucha moneda, don Félix Chávarri, Carranza, la viuda de Epalza y doña Sotera”.
Su marido, el capitalista Tomás José de Epalza, construyó una mansión en el Muelle Nuevo con capilla en honor del santo de su nombre, el agustino Santo Tomás de Villanueva, cuya primera piedra la puso en 1871, no pudiendo verla acabada. Tras divorciarse se había casado a los 61 años con nuestra protagonista, hija del cochero de la familia, de 33 años, todo un escándalo en aquella época, no teniendo descendencia.
En esta residencia de Portugalete con amplios jardines unidos a su vivienda por un puente metálico por encima de la calle Mª Díaz de Haro, recibió y organizó fiestas a personajes de la época como el rey Alfonso XII. Empleó una parte de su fortuna en obras de asistencia educativa o benéfico social, por lo que en Bilbao le dedicaron una calle y un monumento en el parque.
En su testamento se dice: “que en su huerta o terrenos que están contiguos a su jardín de Portugalete se construya un edificio para escuela de niños y que la enseñanza sea gratuita para todos los pobres y también para los obreros”. Además, dejaba otras cantidades al Hospital y a la iglesia parroquial. La Corporación en 1900, tras su muerte, dejó constancia de su agradecimiento dando a la calle Nueva su nombre y en 2024 su figura se añadió a los nuevos gigantes que acompañan a los cabezudos.
Constituida en 1902 la fundación Escuelas de Dña. Casilda de Iturrizar, regentadas por los padres Agustinos, dieron un gran servicio al pueblo durante años. En 1973 la Fundación permitió construir el complejo de Zubi Alde con pistas de patinaje sobre hielo, piscinas, aparcamientos, etc.